La dinastía Bolaño se extiende al fútbol playa

octubre 30, 2021
  • José es uno de los jugadores con mayor experiencia en este deporte y fundamental para que Magdalena alcanzara medalla en los Juegos de Mar y Playa.
Coveñas, sábado 30 de octubre de 2021. El apellido Bolaño está muy ligado al fútbol en el departamento del Magdalena. No es para menos, el balompié nacional vibró en la década de los 70 con Óscar Emilio, que no solo hizo que hinchas del Unión Magdalena, Santa Fe y Junior suspiraran con su talento para proyectarse por banda izquierda y ese coraje para recuperar el balón, también a todo un país al ser el lateral izquierdo de esa recordada selección Colombia, subcampeona de la Copa América de 1975.

Lo mismo sucedió a finales de la década de los 90 con Jorge, un mediocampista central que forjó su nombre en el Junior, pasó por Italia y estuvo en el equipo nacional para las eliminatorias de Francia 1998, Corea y Japón 2002 y Alemania 2006. La dinastía estaba llamada a extenderse con José Bolaño, quien comenzó su proceso futbolístico con el Unión Magdalena, a los 12 años. Tello Orozco fue quien le abrió las puertas de par en par de la institución.

En el equipo samario tuvo todo su desarrollo deportivo, era un delantero rápido, explosivo. Jugó en sub-17, primera C y dio el gran paso al fútbol profesional a los 17 años, con Carlos Silva. Todo parecía enfocado para que el apellido continuara fortaleciendo su vinculo con el fútbol, pero el constante sube y baja con el primer equipo hizo que su rumbo cambiara a Valledupar y Bogotá Fútbol Club. En la categoría de ascenso demostró que, físicamente, estaba para cosas importantes, pero no se le abrió esa ventana.

Fue cuando la energía de la playa lo atrapó e hizo que sus pisadas pasaran de la grama a la arena. “En unas fiestas del mar en Santa Marta, en 2013, el profe Renzo me hizo la invitación para hacer parte de su equipo, me acerqué y desde entonces este deporte se convirtió en parte importante de mi vida”, dice con la misma ilusión que alguien que recién está empezando, con ese ímpetu insaciable.

Fue una disciplina que le cayó como anillo al dedo. Su casa ubicada en el barrio La Tenería, en Santa Marta, queda a dos cuadras de la playa, lo que le facilita la práctica. “En este sector no hay canchas de fútbol o microfútbol, sino que los arcos están en la playa, por esa razón jugar en la arena es muy común para mí”, dice. Eso lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria en la que ha participado en varios eventos a nivel nacional, representando al Magdalena y, también, a nivel internacional con la selección Colombia.

En los Juegos Nacionales de Mar y Playa, que se disputan en el Golfo de Morrosquillo, su figura no solo infunde respeto y experiencia, también ha sido fundamental para que la selección del Magdalena dibuje sonrisas. Con orden y buen juego se metió entre los mejores del campeonato e hizo que el fútbol en esta región volviera a sus inicios, a esos en los que el balón y la arena eran suficientes para llenar de júbilo a toda una población.     

 


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