• Los hermanos Hernández, Daryluz y Deimer, cumplieron un sueño, representar a Bolívar en unos Juegos.

Coveñas, Sucre, martes 26 de octubre de 2021. En la adolescencia no es fácil decidir, pero Deimer Jiménez eligió en el deporte y como tal, su vida tuvo un giro determinante. En un aula de clase, cambió el atletismo de velocidad por el balonmano y hoy agradece haberlo hecho.
 
A sus 14 años cambió la pista por el ovoide y ya con 21 cumplidos, disfruta de lo que esa elección le ha brindado. “Representar a mi departamento en varios lugares del país y compartir con la gente es algo que disfruto”, cuenta el atleta de Bolívar que culminó su participación en los IV Juegos de Mar y Playa.
 
Quería despedirse de Coveñas con una medalla, pero no necesitó de llevar un metal en el pecho para sentirse feliz. Y dentro de tantas razones, una le brindó plenitud: “Estar acá con mi hermana es lo máximo, es un triunfo familiar”, agrega emocionado.
 
Y no era para menos. Deimer inspiró a Daryluz para incursionar en el balonmano. “Lo fui a ver en los  Juegos Nacionales de 2019 y me causó curiosidad cómo entraban unos y salían otros durante los partidos, así que le pregunté, me fue contagiando de esa pasión y ahora también soy selección Bolívar”, relata la menor de la familia Jiménez Hernández y estudiante de primer semestre
 
El resultado fue lo de menos -quinto lugar en femenino y cuarto en masculino-, cuando juntos cumplieron un sueño. “Conocer juntos el Golfo de Morrosquillo y haber jugado de igual a igual con otros departamentos fuertes, nos llena de orgullo”, agrega Deimer, futuro licenciado en educación física.
 
Ella, a sus 17 años, apenas inicia su carrera investigación judicial y criminalística, pero todos los días aprende del deporte, valores que también aplicará como profesional. “Con mi hermano sabemos que si queremos llegar lejos, debemos también prepararnos en las aulas”, afirma con convicción, la misma que exhiben ambos sobre la arena.
 
Este miércoles los hermanos Jiménez emprenden el regreso hacia su natal Cartagena. Se llevan recuerdos, experiencias y no ven la hora de entrenar de nuevo para trabajar juntos en el siguiente anhelo: volver a abrazarse en un podio.